jueves, 12 de febrero de 2015

Franco es historia. La Calle Franco no.

Y aquí estoy de vuelta con la Memoria Histórica. Y no para hablaros de si me parece bien, mal o regular que eso ya quedó claro en otro texto de este blog sino para comentar los parámetros en que se mueve el debate acerca de la apología pública (o no) del franquismo.

La verdad es que ni siquiera entiendo por qué hay debate acerca de esto en un estado democrático. Quizá sea porque Franco no fue lo suficientemente hijo de puta para meternos en la Segunda Guerra Mundial y solo, sabedor del estado en que había dejado al país, pudo enviar a varios cientos de personas a ser despedazadas en el frente ruso. Si las potencias aliadas hubiesen arrasado nuestras ciudades o desembarcado en nuestras playas yo no estaría ahora escribiendo esto. Sentiríamos repugnancia por Franco como en Italia sienten por Mussolini y Hitler.

Y es que en España a la dictadura fascista del General Franco no se le tiene el suficiente asco e incluso en ocasiones se la valora positivamente por los pantanos y otras chorradas que sin él no podrían haber sido hechas, claro. Además algunos personajes públicos nos anestesian, no sé si fruto de la ignorancia o de la búsqueda de votos, diciendo que gran parte de la población pasó el franquismo "plácidamente". A quien dijo esto podéis buscarle en el Palacio de la Moncloa.

El caso es que esta semana en la oficina se ha discutido del tema. Se me ocurrió por simple curiosidad, y debido a que una compañera es de Corella, buscar quién fue José Luis Arrese, nombre que lleva el campo en el que disputa sus partidos el Corellano. Así que introduciendo su nombre en un buscador descubrí, oh albricias, que José Luis Arrese fue un bilbaíno que falleció en Corella y que ocupó destacadísimos puestos durante el franquismo y cuyo nombre no solo lleva el campo de fútbol sino también el polideportivo municipal y, agárrense, el colegio público.

Expuse que para mi titular con ese nombre cualquier cosa es, por un lado, apología del fascismo y por otro ilegal ya que contraviene la Ley 33/2013 de la Comunidad Foral de Navarra. Y se me contestó que era historia y que no se podía cambiar ni borrar. Y claro que el señor Arrese es historia, pero de esa que los demócratas no queremos que se repita jamás. Y poner una calle es un homenaje, no una clase antifascista.

También estos debates suelen ir hacia que estas personas hicieron "cosas buenas para el pueblo". Así que volvemos a los pantanos. Como si su participación en la vida pública nos hubiese traído el maná. Esta forma de argumentar quizá sea la más falaz simplemente porque pretende enmascarar la realidad. De esta manera unas calles se llaman José Luis Arrese porque hizo "cosas buenas" y unas plazas se llaman Conde de Rodezno porque es un "título nobiliario". ¿Conocéis la Albert Speer Strasse de Berlín? Se la pusieron porque era un gran arquitecto. Nazi pero arquitecto. Ah, no, que no tiene calle.

La tercera pata argumental, digna de una absurda guerra de trincheras interminable, suele ser la que sentencia que "los de Bildu le pondrán una calle a un etarra si mandan". O sea, "y tú más". Como si yo fuese de Bildu o de cualquier otro partido. Es un argumento que, parafraseando al futbolista Salva Ballesta cuando se refería a Oleguer Presas, "me importa tanto como una caca de perro". No discuto si me lo espetan. Tan despreciable es una calle franquista como una dedicada a un miembro de ETA ya que realmente responden al mismo esquema de imposición y violencia.

Escribo esto hoy que Navarra acaba de retirar a Francisco Franco la condición de "hijo adoptivo de Navarra". 14 meses le ha costado al Gobierno de Navarra cumplir la Ley. 14. Y es que si en los hemiciclos siguen enfrascados con este asunto, ¿cómo no vamos a estarlo en la calle?

La última pata del banco de argumentos la compone el "no porque no" también llamada cabezonería, algo muy foral, o ignorancia. Consiste en pelear contra argumentos históricos claros e irrefutables. Para muestra un botón. En Pamplona una de las puertas de la muralla se llama Portal de Zumalacárregui. Zumalacárregui fue un general carlista que en 1833 salió de la ciudad por esta puerta para ponerse al frente de las tropas que luchaban contra el ejército isabelino. En este lugar, de obligado paso para todos los peregrinos a Santiago que entran en la Vieja Iruña, una placa recuerda este hecho y lo relaciona con Franco. Algunos historiadores han pedido el cambio de la placa aduciendo razones históricas y de ensalzamiento del franquismo. Y es que si Zumalacárregui murió 57 años antes de que Franco naciera en El Ferrol no hay que ser Doctor en Historia para entender no tiene sentido que ambas personas figuren relacionadas por mucho que en 1936 el carlismo se alistase en el bando golpista. Pues algunos y algunas erre que erre con el tema.

En fin. Con estos argumentos muy lejos no se puede llegar, ¿no? Pero ahí seguimos. Que si a algunos los 57 años entre la muerte de un carlista y el nacimiento de un dictador no les parecen suficientes hay otros a los que los 40 años entre la muerte de este y la democracia actual en una Unión Europea que rechaza los totalitarismos tampoco parecen satisfacerles para soltar el espantajo fascista.


Jau, a las 22:37 horas del jueves, 12 de febrero de 2015.


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