sábado, 14 de enero de 2012

Un gay en el mundo del rugby... y es árbitro

"Un mundo de hombres". Así se podría definir desde fuera el mundo del rugby. Un deporte que se juega con balón oval pero en el que no hay ni touchdowns, ni quarterbacks, ni se llevan casco y hombreras. Eso se llama fútbol americano.

Pues en este mundo, aparte de Bryan Havana, O'Driscoll y Dan Carter, se mueve un tipo de camiseta amarilla y silbato en la boca de gran personalidad y curiosa historia. Nigel Owens, galés nacido en una localidad de nombre indescifrable e inpronunciable, Mynyddcerrig, nunca destacó como jugador de rugby. Es más; en el equipo del colegio falló un golpe de castigo en el último minuto de un partido y el entrenador le dijo,

- ¿Por qué no te dedicas a arbitrar o a algo así, eh?

Y cogió un silbato con 19 años. Pero no se atrevía a pitar su decisión más importante. Se convirtió en un adicto a los anabolizantes y con 24 subió a lo alto de una colina y se metió entre pecho y espalda un bote de tranquilizantes. Se sentó y esperó que la muerte llegase llevándoselo todo con él. Y en ese todo entraba también su secreto. ¿Cuál? Simplemente que era homosexual. No podía convivir con ello. Pero llegaron los servicios de emergencia y le devolvieron a su lugar en un diminuto condado de Gales.

Este trance le marcó el camino. Dejó de lado las sutancias perjudiciales y en pocos años se convirtió en árbitro internacional; un selecto club en el que muy pocos entran. Pero el mundo en el que se movía estaba demasiado impregnado de testosterona. El rugby era un deporte de contacto, "de machos" se podría decir. Y él era un homosexual dentro de ese enjambre. El miedo al rechazo, a pesar del férreo respeto al colegiado en este deporte, era demasiado fuerte.

- El aficionado al rugby es muy respetuoso con los jugadores y sobre todo con el árbitro. Pero, ¿escucharé comentarios homófobos en mi contra desde la grada? - se preguntaba Owens.

Finalmente en 2007 se la jugó. Dio carpetazo al asunto que le atormentaba desde años atrás y manifestó publicamente que era gay. Desde entonces se ha convertido en uno de los mejores árbitros del mundo y él mismo reconoce que nunca se ha ofendido por nadie desde las tribunas ni desde el césped.

¿Cómo se llega a ser un gran árbitro de rugby? Logicamente aplicando el reglamento con rectitud pero también con mano izquierda. Y Nigel Owens ha dado muchas muestras de esto. La última ayer en un encuentro en el Thomond Park de Limerick entre Munster y Benetton. Estas fueron sus frases a Tobias Botes, inglés del equipo de Treviso.



- Creo que no nos conocemos de nada, pero en este campo yo soy el árbitro, no tú. Haz tu trabajo que yo haré el mío. Si te oigo gritar por cualquier cosa de nuevo, te penalizo. Esto no es fútbol.

Y e aquí la clave de todo. ¿Qué habría pasado con este árbitro en un campo de fútbol? La expresión "puto maricón" habría estado en la boca de muchísimos espectadores, dentro del campo y en sus casas. El mundo del rugby nos depara de vez en cuando estas sorpresas donde el respeto al otro, sea contrincante o el árbitró son de vital importancia.

Y sí, en el rugby se pegan. Pero por fortuna hay jueces respetados que llegan a hacer cosas como la que se ve en el video de abajo. Tras una trifulca Nigel Owens para el juego y...



... tras reunir a los 30 jugadores del campo les dice que él no ha visto nada de lo que ha generado la bronca pero que ya vale. Que, literalmente, si quieren ser tratados como adultos se comporten como tales. Y se acaba la movida. Los jugadores aceptan el rapapolvo. Y la grada también.

Esta es la historia de Nigel Owens. Una vida ligada al rugby. Un jefe. Y le quedan muchos partidos por dirigir.

P.D.: Y el 4 de febrero empieza el Seis Naciones. Solo quedan 21 días.


Jau, a las 14:25 horas del sábado, 14 de enero de 2011.
Escuchando a mi padre llamándome para comer.